Los colores del mercado...
Un intento a una foto artística.
Lo que no encuentras en la caja del Eroski, donde la rapidez y la eficiencia reinan.
La soledad, o esperando a la vieja. Sin embargo, qué bonita foto.
La soledad de la carretilla de compras. Pobresillo...
El hombre flojo y su nieto.
Ha señalado un intruso. Mira le los ojos...
Matando el tiempo.
Y cuando el día se termino, un buen cigarillo.
El dilema del fotógrafo amateurSaqué la camera y entre al mercado cubierto. Basado en las miradas, puedo deducir que soy un intruso. Primero me doy una vuelta por las dos plantas del mercado, para ver, oler, oír. No hay tanta gente, al cabo es un martes por la mañana (eso para mi es a las 10:30). El plan de sacar fotos sin que la gente se de cuenta, no marchará si hay poca gente. Sigo caminando, mientras recibiendo miradas de los buhoneros. Bueno, decido de pedirles permiso para sacar fotos. Noto que es mejor. Los vendedores reaccionan más amable que con las miradas que me disparan. Algunos me permiten sacar fotos de todo, excepto de ellos mismos. Eso es bueno de saber.
Pero de cualquier forma, intento de capturar su imagen sin preguntar. Lo hago porque de tal modo la espontaneidad se mantiene conservado, como por ejemplo en las fotos tres y seis.
Desafortunadamente me sigo sintiendo demasiado vergonzoso. Amo sacar fotos de gente, pero no siempre es fácil. Siempre hay gente que se siente intrusiado en su privacidad. Un buen amigo me dijo un día, mientras hablando sobre fotografía, que tienes que robar el imagen a la gente sin pedir permiso. Eso me parecía una táctica bastante eficaz a respeto a la espontaneidad, aunque es un poco fuerte. Tomar el imagen del sujete y luego marcharse. Creo que una simbiosis entre las dos tácticas - pedir permiso a la gente y conversar con ellos, y sacar y marcharse - es la mejor manera de trabajar en un entorno como el mercado, según mi modesta opinión...
La impresión del mercado
Yo soy Mexicano y he estado múltiples ocasiones en el país. Una de las cosas que enriquece el país del tequila es los mercados. Vienen en dos tipos. Hay las que invaden unas calles, o hasta toda una vecindad entera, en la cual se compra todo desde ropa interior hasta videojuegos de pirata hasta los jugos de fruta más deliciosas. Y hay, las que como el Mercado Santo Domingo son encerrados en edificios. Ahora, para ser honesto pienso que el Mercado Santo Domingo es bastante preciosa, pero no es como los mercados de México. En cualquier caso, el mercado tiene su encanto.